Autor desconocido
Cuentan que, en el Indostán,
determinaron seis ciegos
estudiar al elefante,
animal que nunca vieron.
(Ver no podían, es claro,
pero sí juzgar, dijeron).
El primero se acercó
al elefante, que en pie
se hallaba. Tocó su flanco
alto y duro; palpó bien
y declaró: "el elefante
es ¡igual que una pared!"
El segundo, de un colmillo
tocó la punta aguzada,
y sin más, dijo: "¡es clarísimo!.
Mi opinión ya está tomada:
bien veo que el elefante
es ¡lo mismo que una espada!"
Toca la trompa el tercero,
y, en seguida, de esta suerte
habla a los otros:"es largo,
redondo, algo repelente...
¡El elefante-declara-
es una inmensa serpiente!"
El cuarto, por una pata
trepa, osado y animoso;
"¡Oh, que enorme tronco!-exclama.
Y luego dice a los otros-:
¡amigos, el elefante
es como un árbol añoso..."
El quinto toca una oreja
y exclama:"¡vamos, amigos,
todos os equivocáis
en vuestros rotundos juicios.
Yo os digo que el elefante
es ¡como una gran abanico!"
El sexto, al fin, coge el rabo,
se agarra bien, por él trepa...
"Vamos, vamos, compañeros; ninguno en su juicio acierta.
El elefante es...,¡tocadlo!,
una soga...Sí, ¡una cuerda!"
Los ciegos del Indostán
disputan y se querellan;
cada uno está seguro
de haber hecho bien su prueba...
¡Cada uno tiene un poco
de razón...y todos yerran!
Así sucede cada día
en infinitas discusiones;
quienes disputan, cada uno
estima justas sus razones.
Y discuten, juzgan, definen sin más,
¡a un elefante que no vieron jamás!.
JOHN GODFREY SAXE
(poema basado en una parábola originaria de India)
El elefante en la casa a oscuras
Había un elefante en una casa a oscuras que unos hindúes habían traído para su exhibición. Mucha gente fue a verlo, teniendo que entrar en el establo para hacerlo, pero había tan poca luz que no podían hacerse una idea de la forma del elefante. Decidieron utilizar las manos para identificar al animal, usando todas las palmas para palpar su contorno. Una mano tocó la trompa de la criatura y dijo: Es un narguile. La mano de otro palpó la oreja y descubrió un abanico, otro acarició una de las patas y notó una columna, mientras que otro, tocando la espalda del elefante, descubrió un trono. Los que escucharon las descripciones de aquella gente sacaron sus propias conclusiones, que todos interpretaron de una forma u otra, todas ellas diferentes y contradictorias.
Había una vela en cada mano,
las diferencias provenían de las palabras.
El ojo de la propia percepción es como la palma y su mano,
pues solo tienen la facultad de percibir la parte, no el todo;
el ojo del mar es una cosa, la espuma otra.
Deja la espuma y mira a través del ojo, ¡oh maravilla!.
Nos arrojamos contra nuestra visión como barcos,
nuestros ojos están ciegos, perdiéndose el agua clara.
El agua tiene agua que la conduce,
el espíritu tiene un espíritu que le llama.
Lleva el espíritu a tu hogar y deja que te guíe,
pues encontrará la forma, el tamaño y el saber del todo,
sin una mirada, sin una caricia, pero siempre del todo.
RUMI. Ilustrado. Un tesoro de sabiduría del poeta del Alma. Ed Edaf
La gracia es el estado del ser que se vive en completa unidad. La gracia te lleva de la mano, sin esfuerzo alguno, de regreso a la inocencia y la verdad; a la expresión natural sin juicio, sin connotación moral, sin segunda intención.
La gracia es fusión alquímica que conduce La Verdad que solo puede ser...vivida.
RSB