martes, 9 de julio de 2013

A gusto en tus carnes



                                                                      Autor Desconocido




 No creo en La Libertad como un fin alcanzable pero sí en la propia experiencia de sentirse libre, ligero; de saber, porque todo en ti habla de ello, que con condicionamientos (culturales, familiares, circunstanciales, genéticos, álmicos) o sin ellos...te encuentras "a gusto en tus carnes". No es fácil. Es una conquista. Un día se hace consciente la certidumbre que el equilibrio es siempre...inestable; que el equilibrio estable es una falacia que no es capaz de sostenerse en el tiempo; que en cualquier momento pudiese ser que donde era digo ahora sea Diego; que las coordenadas no son siempre las mismas y que, precisamente por ello, te sientes VIVO y parece, por como se te agranda el corazón por dentro, que te aproximas a algo que intuyes inmutable
Tú decides -o quizás lo hagan las circunstancias- pero ya no hay prospectos que leer o recetas que seguir. 
Lo que te vale en cada momento...A TI...es lo que vale.

 La Vida nos hace el regalo de ofrecernos, por si nos quedaba alguna duda, espejos, no solo de nuestras sombras también de nuestras luces. Gracias Ana. Gracias Rosa Montero-Marie Curie. Gracias JLR....



 RSB





  "Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos, y con ello me refiero a la muerte de mis seres queridos. ¿Te parece lúgubre, quizá incluso morboso?. Yo no lo veo así, antes al contrario: me resulta algo tan lógico, tan natural, tan cierto. Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible. Nunca se siente uno tan auténtico como bordeando esas fronteras biológicas: tienes una clara conciencia de estar viviendo algo muy grande. Hace muchos años, el periodista Iñaki Gabilondo me dijo en una entrevista que la muerte de su primera mujer, que falleció muy joven y de cáncer, había sido muy dura, sí, pero también lo más trascendental que le había ocurrido. Entonces creí comprender bien lo que quería decir; pero después de experimentarlo en mis carnes lo he entendido mejor. (...)

  El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra. Es probable que reconozcas lo que digo; quizá lo hayas experimentado, porque el sufrimiento es algo muy común en todas las vidas (igual que la alegría). Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que nace de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar. Estás segura de que nadie va a oírte...porque el dolor psíquico es devastador por lo inefable. Porque la característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad, pero una soledad monumental. Una soledad tan grande que no cabe dentro de la palabra soledad y que uno no puede ni llegar a imaginar si no ha estado ahí."


       

          La ridícula idea de no volver a verte. ROSA MONTERO. Ed Seix Barral