domingo, 1 de diciembre de 2013

Afortunada


                                       
  Imagen de alveolos pulmonares al microscopio electrónico

                                                                 Glaciar Vatnajökull, Islandia.




 - Le voy a decir algo, señor Wallace. Creo que soy la mujer más afortunada que jamás ha vivido. Mi corazón se ha roto, sin duda, y casi ningún deseo mío se ha cumplido. Mi conducta me ha decepcionado a mí misma y otros me han decepcionado. He sobrevivido a casi todas las personas que he amado. Solo me queda viva en este mundo una hermana, a quien no he visto desde hace más de treinta años...y con quien no intimé la mayor parte de mi vida. No he tenido una carrera ilustre. He tenido una sola idea original en mi vida (y resultó ser una idea importante, una idea que me habría brindado la oportunidad de ser bien conocida), pero dudé en publicarla y así perdí mi oportunidad. No tengo marido. No tengo herederos. Una vez tuve una fortuna, pero la regalé. Mis ojos me traicionan y mis pulmones me dan problemas. No creo que viva para ver otra primavera. Moriré al otro lado del océano de donde nací y voy a ser enterrada aquí, lejos de mis padres y mi hermana. Sin duda, ya se hace usted una pregunta: ¿por qué esta mujer tan triste y desdichada se considera a sí misma afortunada?.

 Wallace no dijo nada. Era demasiado amable para responder a semejante observación.

 - No se preocupe, señor Wallace. No intento burlarme de usted. Creo de verdad que soy afortunada. Soy afortunada porque he podido dedicar mi vida al estudio del mundo. Como tal, nunca me he sentido insignificante. La vida es un misterio, sí, y es a menudo un padecimiento, pero, si se pueden descubrir algunos hechos, hay que hacerlo..., porque el conocimiento es el más preciado de todos los bienes.

  Como Wallace siguió sin responder, Alma prosiguió:

 - Como ve, nunca he sentido la necesidad de inventar un mundo más allá de este mundo, pues este mundo siempre me ha parecido suficientemente enorme y bello. Me he preguntado por qué no es lo bastante enorme y bello para otros..., por qué han de soñar nuevas y maravillosas esferas, por qué desean vivir en otro lugar más allá de este planeta..., pero no es asunto mío. Todos somos diferentes, supongo. Yo lo que he querido siempre es conocer este mundo. Y puedo decir, ahora que me acerco a mi fin, que en este momento sé bastante más que cuando llegué. Por otra parte, esos pequeños conocimientos míos ahora forman parte del conocimiento acumulado..., forman parte de la gran biblioteca, por así decirlo. Eso no es poca cosa, señor. Quien pueda decir algo así ha vivido una vida afortunada.




                        LA FIRMA DE TODAS LAS COSAS de Elizabeth Gilbert 

                                   
                                                  Ed. Suma de Letras
                                       



     
 Ser Uno es vivir sin temor a descubrir que la verdad del otro...pudiese no ser la tuya.

 Ser Uno es mostrarse desde el Alma tanto en luz como en oscuridad.


 Ser Uno es reconocer y honrar.



 RSB