Más de una vez se me ha oído decir que el trabajo de la policía y el de la enfermería se parecen mucho. Son profesiones puente (como las hay muchas en este mundo dual). Enlazas mundos opuestos...y tú...estás en medio. Depurando...transmutando...o tragando...da igual...el riesgo de que el puente se hunda es el mismo. La única diferencia radica en tu capacidad de conservar, a largo plazo, tu corazón abierto y tu inocencia a salvo.
¿Por qué escogimos esta profesión?. Seguro que a más de uno se le ocurrirá una respuesta. En algunas saldremos muy bien parados...en otras no tanto. El caso es que veo esta película y siento peso y siento enfermedad y siento dolor y sufrimiento. Y hoy...estoy cansada de ese peso. ¡Pues vete!...dirá alguno. Y yo digo...vale...¿y quién va a realizar ese trabajo?¿tú?¿qué estás haciendo tú hoy para abrazar tu dolor?. A lo mejor tienes razón. A lo mejor no somos un gran organismo, un gran cuerpo. A lo mejor hay que dejar que se caiga todo y empezar de nuevo.
Quizás llegue el día en el que esta sociedad enferma, esta sociedad que se permite juzgar y tachar, que se permite olvidar, enterrando su sombra en hospitales y residencias, psiquiátricos, cárceles, bancos, juzgados, hemiciclos...no necesite ni de policías, ni de sanitarios, ni de jueces, ni de políticos, ni de banqueros...no necesite de personas que encarnen la sombra, lo que nadie quiere en sus vidas...porque cada uno de sus miembros se hará cargo de "su propia mochila".
La abundancia no será un derecho de todos hasta que "la mierda" también lo sea.
Lo siento. Hoy no tengo un buen día. Un día rojo...como diría Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes.
Gracias SCG por...TODO.
RSB
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