"...resolvió volver ante el rey mientras derramaba lágrimas de desesperanza. Por el camino de vuelta se encontró con un jeque que le preguntó por qué se encontraba tan abatido a través del camino de la vida. Así que el mensajero le relató sus tribulaciones y su búsqueda del Arbol de la Vida. El jeque se rió y le explicó que el árbol que buscaba era el árbol del conocimiento del sabio, que era alto y enorme y de amplias ramas que contenían el agua de la vida del Mar de Dios que todo lo abarca. Has buscado la forma del árbol, no su esencia. Algunas veces se le conoce como un árbol, otras como el sol, otras como el mar o como la nube.
Desde mil lugares, la vida llega a la eternidad, aunque el origen sea único, trae miles de dobles, nombres innumerables convienen a su forma, sin diseño tiene todas las virtudes. Quienquiera que lo busque encuentra el suyo. ¿Por qué aferrarse a una forma u otra? Y errarás al encontrar el árbol y te toparás con la mala fortuna, el desengaño será tu propia amargura. Olvídate del nombre y mira fijamente el origen. Este te mostrará lo que buscas. Deja las formas detrás." Fragmento de El Arbol de la Vida. RUMI