sábado, 5 de mayo de 2012

MASA





Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, ¡te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
 Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
 clamando:"¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
 Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 Le rodearon millones de individuos,
 con un ruego común: ¡Quédate, hermano!"
 Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 Entonces, todos los hombres de la tierra
 le rodearon; les vió el cadaver triste, emocionado;
 incorporóse lentamente,
 abrazó al primer hombre; echóse a andar...



                                            César Vallejo. España, Aparta de mí este cáliz, 1937

 



 Es una máxima que aplico en mi vida, "juntos, somos más". Una coral donde cada voz tiene su sitio y se necesita su timbre para dar el color completo a la obra. "Juntos, somos más". Desde niña, este poema me emocionó. Recuerdo a la madre Ruiz hablando de aquellos poetas deprisa y corriendo como si la época y los contenidos le asustaran o enfadaran. Nunca llegué a saber cuál de las dos cosas era. Me recuerdo leyendo este poema con quince años y sintiendo que aquello hablaba de mí. Bendita poesía, voz de lo desconocido en uno mismo, que pone nombre a las cosas que uno ni siquiera imaginaba.



 SCG