domingo, 9 de junio de 2013

Claustrofobia




Luna entre nubes. RSB

                                           
                                                                         Autor Desconocido


  
 La claustrofobia (del latín, claustrum -cerrado- y el griego - fobia, miedo-) está considerada como un trastorno de ansiedad.

 Al ser un miedo a los espacios cerrados aquellos que la padecen suelen evitar los ascensores, los túneles, las habitaciones pequeñas, el uso de técnicas de diagnóstico como el TAC y la RMN. Y es que la persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o la asfixia por falta de aire. La mayoría de los espacios cerrados suponen una limitación de los movimientos por lo que las personas claustrofóbicas suelen sentirse muy vulnerables experimentando, por ello, una reacción anticipatoria de ansiedad intensa que consiste en falta de aire, palpitaciones, mareo.


                                                                                                                                  WIKIPEDIA






  5 de Febrero del 2010


 Son como contracciones. Sientes como se aproxima. Es una tensión que va invadiendo, una sombra, un nudo en la garganta, los ojos se llenan de lágrimas, opresión en el pecho y mil pensamientos que arrasan como un tsunami. A veces, como hace dos días, me dejo llevar por túneles inundados y el dolor me arrastra hasta orillas desconocidas; otras, como hoy, me veo rodeada de niños con comida por preparar y pienso...luego...luego...y hago un esfuerzo sobrehumano por mantenerme en pie tras el choque. En esos momentos me siento morir...siento que me ahogo pero respiro...respiro...respiro y me digo, pasará...lo vas a conseguir...mantén la cabeza fuera del agua.






 No es fácil...lo sé...pero también sé que lo conseguirás. Tienes una estupenda cabeza un generoso y voluntarioso corazón que impedirán que "te ahogues" (no todo el mundo sabe y se atreve a respirar bajo el agua porque para ello es necesario no temer a la muerte). Recuerda cuál fue el desencadenante de todo...agarra esa emoción y deja que ella te lleve. Confía. Confía en la sabiduría del cuerpo. No estás solo. Pide y se te dará.


 Para llegar a otra orilla es inevitable atravesar las aguas. Elige el medio que quieras pero...atraviésalas...o no podrás experimentarte desde otro lugar. Yo ya no soy la misma mujer que escribió esa carta hace tres años. Soy esa y...mucho más. Me vivo como un ser con mucha más amplitud de movimientos.


 Dedicado a Nacho.



 RSB




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