viernes, 22 de febrero de 2013

RAMON BAYES




                                                                    Fotografía de LACS




  "Para alguien que espera una noticia, una persona o un acontecimiento que puede ser vital para él -no nos cansaremos de repetirlo- el tiempo no solo es tiempo de sufrimiento sino tiempo de sufrimiento más duradero que el tiempo cronométrico.

  (...)

  Como escribió hace ya algún tiempo Eric J. Cassell, las personas que padecen dolor declaran que experimentan sufrimiento solo cuando su origen es desconocido, cuando creen que no lo podrán aliviar o cuando le atribuyen un significado funesto. De hecho, tanto si se inicia de forma somática como psicológica, lo importante para que un síntoma o situación susciten sufrimiento es que la persona les atribuya la cualidad de constituir una amenaza importante para su integridad psíquica o biológica y que, al mismo tiempo, se sienta impotente, sin recursos, para hacerle frente. Cuanto mayor sea la percepción de amenaza y más incapaz se sienta la persona para afrontarla con éxito, más sufrirá.

 En un contexto de cuidados paliativos, por otra parte, los tiempos de espera del enfermo casi siempre conllevan implícita una amenaza: que la buena noticia o el cambio esperado nunca lleguen. Un hombre enfermo, nos recuerda Pedro Laín Entralgo, es un hombre amenazado por el dolor, la soledad, la muerte y las pérdidas progresivas de control de todo tipo, tanto sobre el entorno físico como sobre sus funciones motoras, fisiológicas, intelectuales y emocionales.
 Esperar la visita del médico o de una persona querida; esperar el resultado de una analítica; esperar que un dolor intenso acabe; esperar el alta; esperar el perdón de Dios, de un hermano, de la pareja o de un amigo...se suele traducir en tiempos de intenso sufrimiento.

 Cuando un profesional sanitario toma asiento al lado de un enfermo o en el borde de su cama, en el fondo lo que está haciendo es sincronizar su tiempo subjetivo con el tiempo subjetivo del enfermo, adaptar el ritmo de su vida profesional al ritmo vivencial del enfermo. Y si, en un instante privilegiado, aprieta su mano y nota que éste, aunque solo sea por un momento, le devuelve la presión, entonces el tiempo desaparece y la percepción de acompañamiento y de consuelo -y de alejamiento del aislamiento y de la soledad- permanecerá probablemente en el enfermo cuando el profesional ya haya abandonado la habitación."



 EPILOGO del libro


 En esta página solo veo una playa desierta, un inmenso mar inmóvil y un cielo muy gris. El tiempo, opaco.

 Sigo sin entender gran cosa sobre el sufrimiento y sobre la muerte. Aunque quizás mi búsqueda no haya sido completamente inútil. Como siempre, tal vez sea el viaje lo que importa.

 Esperaré.

 A que aparezca alguien en la playa. A que la brisa acaricie alguna ola. O a que un rayo de sol, aunque sea débil, se filtre entre las nubes.

 Esperaré el milagro.






         Psicología del Sufrimiento y de la Muerte. RAMON BAYES. Ed Martinez Roca.





 Hansel y Gretel encuentran el camino de regreso a casa gracias a las miguitas de pan que ellos mismos van dejando caer.

 Quizás una parte de nosotros mismos deja caer "miguitas de pan" para que la otra, la que se encuentra perdida y abrumada por los miedos y las inseguridades, las encuentre. 


 Ramón Bayés fue una de "mis miguitas". Sus escritos, sus vivencias se convirtieron en un faro que iluminaría mis primeros años de trayectoria profesional. Luego...me volví a perder en el bosque de la vida...para reencontrarme...con el paso de los años...de mis propias vivencias...con mi camino.



 El camino de regreso a casa.



 Bendita sea tu alma que iluminó a tantos a pesar de la oscuridad, el miedo y la duda...tus más fieles compañeros de peregrinaje.

 El fuego que animaba tu espíritu, tu deseo infatigable de aliviar la dureza del camino en otros, de encontrar alivio a tu propio sufrimiento...fue siempre tu mejor brújula. Porque el dolor es un recurso que emplea nuestra alma para "detener el tiempo", para ubicarnos en ese presente absoluto, en esa presencia que tanto nos empeñamos en rehuir o que, quizás, tanto nos rehuye. La fuerza del amor del que ofrece alivio a otros y a sí mismo es una Fuerza de la Naturaleza que arrasa con cualquier oscuridad.


 Gracias por ser un milagro.




 RSB