martes, 3 de julio de 2012

El tiempo, esculpiendo verdades.




                                                                Foto de Carlos Blanquero





Lo muerto pesa al principio.

Porque no hay muertes, sólo adiós. 
La certeza de que aquello cotidiano, mi acostumbrado quehacer, el "yo" que creo ser, risa compartida, costumbre y hábito de pisar la calle amada, besar los labios tuyos, escuchar de lejos y saber, 
no volverán a ocupar el lugar de lo común. 

Ahora toca dejar partir.
Y no aferrarse,
dejar partir,
no penarse,
no ser víctima sino deudor agradecido, camino de la transformación.

Lo muerto pesa sólo al principio.
Más tarde se cincela y se levanta esbelto en las verdades hermosas
que fueron comunes,
y entonces lo muerto se desvanece,

y queda, 

erguida,

la esencia luminosa y cierta.



SCG



  Os beso a los dos y vuelan mis besos a Jaca.