martes, 4 de septiembre de 2012

Historias de Hospital









  Anoche no tenía ganas de trabajar pero...

 ella...insistentemente...solicitaba mi atención. Su madre no era una de "mis pacientes" pero ella...una y otra vez...demandaba mi atención. Yo trataba de desviar la solicitud a "quien corresponda" pero ella...insistentemente...no cesaba de solicitar mi atención.

 Ella, hija, me decía: Soy psicóloga. Y yo la miraba y veía...una hija...nerviosa...asustada...que no sabía como permanecer junto a su madre y el dolor. Pero sí sabía algo...sabía a quién buscar. Luego ella también tenía razón.

 Era hija y psicóloga.


 La vida nos busca para confrontarnos con aquello que no queremos re-conocer. Aquello que nos impide disfrutarla desde un lugar más luminoso, más ligero, más verdadero.
 Mi trabajo me permite no sólo ser consciente de mi luz, de la luz que irradia el ser humano, sino también...de mis sombras, de mi dolor, de aquellos momentos de mi vida en los que no abrazo ese dolor ni lo ilumino con la paciencia, la ternura, la sabiduría y la sonrisa.

 Me permite sanar y sanar-me a través del otro.


 RSB



 "Lo que tú haces, no lo puedo hacer yo; lo que yo hago, no lo puedes hacer tú, pero juntos estamos haciendo algo hermoso..."

                                                                                             Teresa de Calcuta